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Nov

2020

El estrés hídrico pone en jaque las actividades productivas de Piura

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Si no ahorra y gestionar mejor el recurso hídrico, la proyección podría ser nada alentadora: escasez de agua para consumo humano, para fines agrícolas y para generar electricidad, entre otros problemas.

Por Elena Belletich Ruiz. 09 noviembre, 2020.

La cada vez menor capacidad del reservorio Poechos, la disminución del ingreso de agua a este reservorio de hasta 29%, y la ausencia de lluvias debida a la fase fría del ciclo del Océano Pacifico Ecuatorial, conocida como La Niña, están causando un déficit hídrico en el sistema de irrigación Chira-Piura.

Hace pocos días, en una reunión del grupo de trabajo del Plan de Aprovechamiento de Disponibilidades Hídricas (PADH) Chira-Piura periodo 2020-2021 se acordó la reducción, de entre 3 y 5%, del agua para cultivos que demandan las juntas de usuarios de Sechura, Medio y Bajo Piura. La decisión la tomaron luego de la evaluar el comportamiento hidrológico del río Chira y de verificar que, efectivamente, la llegada de agua al reservorio Poechos ha disminuido considerablemente.

La situación de escasez de agua que afronta nuestra región ha puesto nuevamente sobre el tapete el tema: estrés hídrico. ¿Pero, qué es esto?, ¿realmente sucede en Piura? La doctora Adriadna Chávez, profesora e investigadora de la Universidad de Piura, explica que “el estrés hídrico es un desbalance entre el volumen de agua demandado o requerido y el volumen de agua disponible durante un periodo determinado, en el cual la demanda está por encima del recurso hídrico disponible. Este desbalance también se relaciona con la calidad del agua”.

De acuerdo con esta definición, y dado que la demanda de los usuarios de riego de Piura es mayor a la cantidad de agua disponible, podemos hablar de una situación de estrés hídrico. “Este se debe a que el agua no se encuentra disponible en volumen y calidad requeridos, a lo largo de la región de forma homogénea. Por ejemplo, la agricultura necesita, en promedio, 95% del recurso hídrico variable a lo largo del año. El río Piura, debido a su régimen irregular, no es capaz de atender estos volúmenes de agua en el momento requerido; entonces, se presenta un estrés hídrico, que genera impactos negativos en el desarrollo agrícola de la región”, señala la doctora Chávez.

Desde hace ya más de cinco años, se sabe que Poechos sufre graves problemas de sedimentación y déficit de agua, y se habla de la necesidad de construir más reservorios y /o ampliar la capacidad de este coloso hidráulico, construido hace casi 45 años. Si bien esto último ya se hizo, esta sola medida no ha sido suficiente.

A la ampliación de la capacidad física del reservorio deben sumarse medidas y políticas que conduzcan a la construcción de más de estas obras; y, principalmente, se debe mejorar cada vez más la gestión de los recursos hídricos de la región y el país, aprovechando al máximo los años en los que hay lluvias en abundancia, por ejemplo, para ‘guardar pan para mayo’.

“El estrés hídrico se puede minimizar si se invierte en infraestructura que capte y regule las aguas, para tenerlas disponibles en los momentos que se requiera. Además, esta medida debe estar acompañada del cuidado en la calidad de las aguas, así se tendrá la cantidad y la calidad necesarias, a lo largo del año”, agrega Adriadna Chávez.

Hacia una gestión más eficiente
Si bien se ha ganado mucho en cuanto a la eficiencia en la gestión del recurso hídrico en los últimos años, aún hace falta avanzar en este aspecto. Las políticas y medidas que se adopten, para la gestión adecuada del recurso hídrico deben incluir “la forestación y reforestación, lo que ayudaría a retener una porción de las lluvias (cuando las haya) y a disminuir los caudales. Asimismo, la construcción de más reservorios para captar y regular el agua permitirá atender a los diferentes usuarios en épocas de sequía y, además, regular el agua en épocas de avenidas; y, un sistema de drenaje adecuado en las ciudades”, indica Chávez.

Las medidas que menciona están contenidas en el proyecto “Tratamiento integral para la reducción de la vulnerabilidad frente a inundaciones y escasez hídrica en la cuenca Chira-Piura”, elaborado por el Consejo Regional de Recursos Hídricos de las cuencas Chira y Piura.

El doctor Daniel Marcelo, investigador del Departamento de Ingeniería Mecánico-Eléctrica, de la UDEP, indica que el agua es uno de los principales recursos que no se ahorran de forma apropiada en el mundo, pese a ser un elemento fundamental para la vida de cualquier ser vivo, principalmente para las personas.

Además, sostiene que “algunos sectores productivos (como la minería ilegal), debido a sus procesos, la contaminan de manera peligrosa. La gestión inadecuada de este recurso afecta el medioambiente y los sectores directamente relacionados con su gestión, como la agricultura y la producción de energía eléctrica”.

Por esta razón, el ingeniero Marcelo destaca la necesidad de resaltar siempre, no solo en la región sino a nivel nacional, la importancia del agua para las personas y para los ecosistemas relacionados. “La buena gestión del recurso hídrico será cada vez más decisiva para el desarrollo de los pueblos”.

Más allá de la falta de un buen plan de ahorro de este recurso, el doctor Marcelo enfatiza en la necesidad de una buena gestión. “Sin una eficiente gestión del recurso hídrico la situación se complicará para las poblaciones. La gestión del recurso hídrico incluye contar con buena infraestructura: canales, alcantarillas, redes de distribución, embalses, etc.”.

Si no se toman las medidas para ahorrar y gestionar mejor el recurso hídrico del país, “la proyección podría ser nada alentadora: escasez de agua para consumo humano, ausencia de agua para fines agrícolas y para la generación de electricidad en las centrales hidroeléctricas”, por ejemplo.

Y, ¿habrá lluvias el próximo verano?
Luego de la ocurrencia de El Niño Costero, el 2017, las lluvias habidas en la región Piura han sido casi esporádicas, y de poca monta, salvo contadas excepciones. Y esta situación no es nueva; pues se sabe que vivimos en una zona árida, por esto fue necesaria la construcción de los reservorios de Poechos y San Lorenzo; y hacen falta más.

Esto, dice el doctor Rodolfo Rodríguez, director de la Estación Científica Ramón Mugica de la UDEP, no es de extrañar, pues “la costa peruana es árida, debido a la corriente fría de Humboldt, que fluye de sur a norte a lo largo de nuestro litoral, y que inhibe el proceso de evaporación que da lugar a las lluvias”.

Como sabemos, la excepción a la regla son los periodos (años) en los que ocurren los denominados fenómenos El Niño, “que se caracterizan por el aumento de la temperatura del agua de mar y la invasión, de norte a sur, de aguas cálidas a la costa norte del Perú, dando lugar a fuertes lluvias. Con ellas, la zona se vuelve muy húmeda e impacta en los ecosistemas, en las actividades productivas y en la población”.

Pero, hasta donde se vislumbra, por la información disponible hasta el momento, ni el 2020 ni el inicio del 2021 tienen las características o condiciones necesarias para la ocurrencia de un Fenómeno El Niño.

“Actualmente, se está en la fase fría del ciclo del Océano Pacífico Ecuatorial, conocido como La Niña, con temperaturas del agua de mar por debajo de la normal en gran parte de este océano. Esta condición se viene dando desde mayo del 2020 y, de acuerdo con las proyecciones, se extenderá hasta los primeros meses del 2021. Por tanto, no hay que esperar fuertes lluvias en la región ni en los meses de verano”, refiere Rodríguez.

Para explicar un poco más la ausencia de lluvias en este periodo y el venidero, el especialista en Ciencias detalla: “de la relación que hay entre los niveles de temperatura del agua de mar en Paita y la magnitud de las lluvias en la ciudad de Piura, se ha determinado que para que haya lluvias normales la temperatura del agua de mar en Paita debería estar entre 19 y 21 °C; pero, actualmente está por debajo de los 17°C. Esto refuerza la proyección de que para los próximos días es improbable que ocurran lluvias”.

Sin embargo, Rodríguez no descarta que, “por el mecanismo de trasvase andino por el cual nubosidad proveniente de la cuenca amazónica trasvasa la Cordillera de los Andes, pueda haber algunas lluvias, en los meses de verano, principalmente en la zona de transición costa – sierra”.

Además, hace un llamado a no bajar la guardia, ya que la “actual condición de La Niña, como en otras ocasiones, está precediendo a la formación de un fenómeno El Niño que podría empezar a gestarse entre el 2022 y el 2023. Ante esto es imperativo que las obras de la reconstrucción con cambios se aceleren”.

Es cierto, no se puede retroceder en ninguna de las medidas tomadas hasta el momento y hay que darse prisa en tratar de solucionar los problemas que aún persisten para combatir la escasez de agua y para que un futuro evento El Niño no cause los estragos que trajo en episodios anteriores.

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